En este reportaje queremos recordar uno de los mayores desastres ecológicos que han sucedido en España. Se trata de la bahía de Portmán, y en concreto nuestra visita al lavadero de mineral allí situado.
El lavadero se utilizaba para eliminar las impurezas de los minerales que se extraían de la zona, concretamente piritas. Los residuos altamente contaminantes generados por el lavadero eran vertidos directamente a la bahía, causando que las 70 hectáreas de la bahía quedasen completamente cegadas por materiales tóxicos.
La historia minera de la zona data de la Antigüedad, desde que los romanos llamaban a este lugar Portus Magnus, el Gran Puerto. De hecho en toda la zona de la Unión la minería es una seña de identidad. En concreto el lavadero de Portmán, también conocido como lavadero Roberto se construyó en 1957 para lavar el mineral extraído de las minas a cielo abierto cercanas. La compañía francesa Peñarroya-España ahorró costes utilizando este tipo de explotación, e hizo lo mismo evitando construir depósitos en tierra para recoger los residuos. De esta forma el lavadero lanzaría sus vertidos al mar, y el gobierno denegó el permiso en dos ocasiones, hasta que en 1957 lo concedió imponiendo condiciones para proteger la zona, como una distancia de 400 metros mar adentro para el vertido a través de una tubería submarina, que sería una solución para 5 años, que no se aumentaría la capacidad del lavadero si no se construían balsas de residuos en tierra o que si se producían daños en el medio ambiente los vertidos se paralizarían.
La tubería de los vertidos en los años 60. |
Estas condiciones no sólo no se cumplieron, sino que las autoridades permitieron a Peñarroya mayores licencias. Aumentando el ritmo de los vertidos, la propia empresa reconoció que la bahía acabaría cegándose, por lo que solicitaron eliminar el puerto allí situado y solicitar que fuera trasladado al cabo de Palos. El proceso empezó en 1967, en 1969 el gobierno accedió a las pretensiones de Peñarroya, eliminó el puerto refugio de Portmán y eliminó todas las restricciones a los vertidos. El ayuntamiento de La Unión intentó presentar un recurso, pero finalmente en 1971 Peñarroya recibió carta blanca por parte del Tribunal Supremo.
A pesar de que el deterioro ecológico era evidente y se conocía perfectamente la toxicidad de los residuos, nada se hizo. Hubo numerosas protestas, y además en los años 80 la actividad minera empezaba a dar pérdidas, con lo que Peñarroya perdió interés en la explotación. Las presiones y la imposibilidad de abrir nuevas canteras hacen que Peñarroya ceda repentinamente todos los derechos de explotación en 1988 a Portmán Golf.
Esta fotografía de la acción de Greenpeace en 1986 dio la vuelta al mundo. Intentaron bloquear los vertidos pero la presión con la que salían lo hicieron imposible. |
El lavadero cerró en 1992, poniendo fin al vertido de residuos, pero la historia no termina ahí.
Esta nueva empresa propietaria se "comprometió" a mantener los puestos de trabajo durante 6 años a cambio de que el gobierno fuera quien se ocupase de regenerar la bahía y recalificase los terrenos (propiedad de Portmán Golf) como urbanizables. Este descabellado proyecto nunca se llevó a cabo, y actualmente la bahía de Portmán es el peor desastre ecológico del Mediterráneo.
Nuestra visita comenzó con la subida al edificio del lavadero, en lo alto de la ladera.
La primera zona albergaba diferentes dependencias, en las que ahora no queda nada.
Después pasamos a la zona principal del lavadero, donde queda buena parte de la maquinaria. Es difícil de identificar, ya que la zona es peligrosa y parte del tejado se ha derrumbado. De esta forma es imposible moverse por el recinto. Aun así sigue siendo un lugar cargado de historia.
De nuevo en el exterior seguimos ascendiendo por la ladera hasta llegar a las vías mineras de la parte superior. Éstas conectaban el resto de minas de la zona con el lavadero, donde se separaba el mineral de los residuos.
Desde esa zona elevada también pudimos ver las otras instalaciones del lavadero junto al mar, así como el estado de la bahía. Es el resultado de décadas de vertidos incontrolados.
Y así concluye nuestra visita a este lugar con una historia que ha de ser contada y recordada. Esta vez no se trata de conservar un edificio, sino de recordar lo que ha sido uno de los mayores desastres ecológicos para que no se repita.
Por último os dejamos un video con imágenes del lavadero en funcionamiento, así como la historia del lugar.
Muy bien documentado y fantasticas instantaneas,
ResponderEliminarSaludos desde Madrid, Jabier Suarez
Excelente reportaje; Con buenas fotos y buena historia; está bastante bien documentado.
ResponderEliminarEsperemos que no se repita ese desastre ecológico.
¡¡Saludos!!
Muy buen reportaje,incluyendo el video .
ResponderEliminarSiempre hay lugares que dejan huella.
Muchas gracias a todos por vuestros comentarios! La verdad es que se trata de un lugar con una historia que debe contarse, más allá de lo que podemos mostrar con nuesttras fotos.
ResponderEliminarMaquinas y oxido, me encanta. Esta tal cual lo recuerdo. Os habéis fijado que esta como si hubieran empezado a desmantelarlo y hubieran parado? Buen repor, entrasteis en la parte de abajo del lugar? Sin duda es la mejor parte. Saludos.
ResponderEliminarAcabo de llegar a vuestro blog via urbanculturalstudies y he encontrado este reportaje, que me ha interesado mucho. Como decís, es una historia que debe contarse y tenerse en cuenta. Estupendas las fotos y el video. Saludos.
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