4 de marzo de 2019

Mina de Anderlues

Para este reportaje rescatamos una exploración de hace ya algún tiempo. Es un lugar con un siglo y medio de historia, y quién sabe si los planes de renovación que hay en marcha llegarán a algún sitio. Visitamos las minas de Anderlues


Anderlues se encuentra cerca de la ciudad belga de Charleroi, en una zona muy conocida por sus minas de carbón. El pueblo de Anderlues tuvo su propia mina alrededor de 1850, de la que se extraía hulla. Por un lado estaba el pozo minero, y un poco más al este en 1905 se construyó una planta de procesamiento de coque, que tiene mucho más poder calorífico. En 1908 la producción de coque ya era de 74.000 toneladas.

Para extraer coque de la hulla se necesitan unos hornos y diversos procesos químicos, y además se producen residuos bastante contaminantes como breas, benceno y mucha escoria. De hecho las más de 30 hectáreas de la coquería están rodeadas por unos enormes montones de residuos, sobre los que poco a poco va creciendo la vegetación.

La actividad minera fue decayendo hasta que en 1967 quedó reducida al mínimo y el pozo se cerró definitivamente en 1969, incapaz de competir con los precios del carbón traído del extranjero. La coquería siguió funcionando con el carbón importado, y los residuos se acumulaban. A partir de 1978 las aguas residuales (150.000 litros al día) se empezaron a trasladar a una balsa que aprovechaba los montones de escoria como paredes, pero estas aguas han acabado filtrándose al río Haine, que precisamente nace en Anderlues.

La actividad terminó definitivamente en 2002, después de que en 2000 la empresa no cumpliese los requisitos mínimos de seguridad medioambiental y nadie se interesase por renovar la licencia de operaciones.

En la actualidad el propietario de los terrenos tiene en mente un gran proyecto de renovación, pero por otra parte la SPAQuE, una empresa pública dedicada a la recuperación de terrenos industriales contaminados, no da luz verde al proyecto.

Nuestra visita se centra en la coquería, y a la entrada lo primero que nos llama la atención es el tanque de decantación.


El edificio de la derecha con la chimenea es el horno de coque, y a la izquierda están el depósito de agua y el resto de las instalaciones. Primero nos dirigimos hacia el depósito, y también nos llama la atención el tamaño de los montones de escoria.



El depósito se sostiene sobre una estructura de madera que no parece que pueda aguantar mucho más...



En los edificios quedan pocas cosas reconocibles, la atmósfera de abandono es bastante evidente. Entre lo poco que podemos identificar está este curioso radiador.



Y esta báscula (o eso creemos) a la que le han arrancado la esfera.








 En esta sala había 1 centímetro de acete sobre el suelo. Los tornillos estaban literalmente hundidos.



 Antes de salir del edificio de ladrillo conseguimos llegar hasta el tejado.


 De camino hacia el horno nos encontramos con una construcción que siempre es curiosa: un gasómetro. No le falta nada, es así.



El horno de coque está mucho más deteriorado, pero justo al lado encontramos al último habitante de las instalaciones, donde terminamos la visita.



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