El conjunto fue construido en 1900 por Modesto Fraile, natural de Cuéllar y padre de un conocido político de la Transición con el mismo nombre. En un principio el conjunto no era una harinera, sino una granja y serrería. Posteriormente también se le añadió una fábrica de achicoria (tan típica de la zona) y la harinera, ésta última en 1938 como se puede ver en una escalinata del edificio. También se construyó un silo perteneciente al Servicio Nacional del Trigo, que es el elemento más grande de todo el conjunto. En sus mejores tiempos llegó a emplear a 40 trabajadores. La harinera funcionó hasta aproximadmente 1970, cuando se cerró. Toda la maquinaria fue vendida a un chatarrero de Cuéllar, con lo que el edificio quedó vacío esperando que el paso del tiempo acabase con él. Hubo algún proyecto para restaurarlo pero nunca se materializó, y por desgracia recientemente se ha hundido todo el tejado arrastrando lo que quedaba en el interior.
Nuestra visita comienza en el exterior, donde ya se puede ver lo grande que es todo el conjunto.
Desde ahí entramos al edificio anexo al silo. Probablemente se trataba del almacén de grano, ya que la mayoría de las harineras tenían una disposición en forma de H, con el almacén de grano, la fábrica en el centro y el almacén de harina procesada al otro lado. También podría haber sido el almacén de sacos, pero es difícil saberlo.
Después pasamos al recinto de la harinera. El patio estaba cubierto por hierbas altas y zarzas y no se podía avanzar fácilmente, pero desde ahí en tiempos se distribuía todo el movimiento a través de la fábrica.
Y finalmente entramos en el edificio de la harinera. Aunque ya no quedaba nada de la maquinaria todavía pudimos encontrar elementos típicos de estas fábricas, como la parte baja de los silos de harina o el canal de agua.
El sótano, con los soportes de la transmisión. Sobre estos bloques estaban los ejes que llevaban el movimiento del agua hasta las máquinas.
Aquí pudimos ver la entrada del canal de agua, y todavía llevaba agua.
En la planta baja quedaba una escalinata con parte del nombre de la harinera.
Incluso había un invitado inesperado...
Así terminamos nuestra visita a este lugar, que por desgracia ya está mucho más deteriorado. Aunque conservar este patrimonio insudtrial sea complicado, al menos desde aquí intentaremos que no se olvide esta parte de nuestra historia.