6 de noviembre de 2025

Pueblos abandonados de La Rioja: Turruncún

Quien vive en una zona rural sabe de primera mano que la despoblación es un enemigo al que cuesta mucho vencer. Testigos de ello son los muchos pueblos abandonados que hay por toda España, y esta vez nos dirigimos hacia una zona donde por desgracia hay muchos. En las montañas entre Soria y la Rioja muchos pueblos han desaparecido, y nuestro destino de hoy es el despoblado riojano de Turruncún.

  


Lo primero que llama la atención es el nombre del propio pueblo. Hay diferentes teorías sobre el origen de esta palabra tan curiosa, desde que era el ruido de una piedra que tiraron rodando por el cauce del río Isasa a que se relaciona con el término en euskera iturri, que significa "fuente". Probablemente esta segunda teoría tenga más sentido, pero a veces la realidad supera a la ficción. 

El despoblado en la actualidad pertenece al municipio de Arnedo, y se encuentra en un paraje natural de gran interés no sólo por sus paisajes sino por la cercanía de importantes yacimientos de fósiles. En sus mejores momentos (hace ya más de 100 años) llegó a tener algo más de 300 habitantes que vivían principalmente de las minas de carbón que hay en la zona. Estas minas dejaron de funcionar, y con ellas el pueblo. Poco a poco fue perdiendo habitantes aunque se hicieron esfuerzos por conservar la población. De hecho el último edificio que se construyó en Turruncún fueron las escuelas en 1965, y es chocante que el pueblo se declaró oficialmente despoblado en 1975 aunque hay quien dice que todavía quedaba alguien hasta principios de este siglo.

Desde lejos el pueblo ofrece una bella estampa, con la iglesia presidiendo la escena.


 

Para empezar nos dirigimos a las escuelas, en las afueras del pueblo. Es evidente que es una construcción más moderna, y es una pena que no pudiesen funcionar durante más que unos pocos años.

Hablando de edificios más modernos, también encontramos unas barbacoas que sin duda son mucho más modernas


 Después vamos ascendiendo por las calles del pueblo con el objetivo de llegar a la iglesia. Ya poco queda de las casas, y las zarzas lo invaden todo.

 




 Y llegamos a la iglesia. Es el edificio más notable del pueblo, sobre todo por su torre de piedra y ladrillo.





 En el interior vemos que los vándalos llegan a todas partes, ya que además de graffitis vemos que han esparcido los restos de las sepulturas de los que allí descansaban...

 




Y nos despedimos echando un vistazo al lugar donde deberían descansar en paz los últimos habitantes de Turruncún. La despoblación no es cosa del pasado, y quién sabe cuántos de nuestros pueblos van a acabar así en los próximos años. 


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