Psiquiátrico Barrow Gurney

El hospital psiquiátrico fue uno de los pioneros en implantar terapias como el electroshock. Contaba con numerosas instalaciones para los pacientes incluyendo lugares residenciales.

Frente de Somosierra

Nos acercamos a un paraje en el que se vivió una de las primeras batallas de la Guerra Civil.Recorremos el frente en busca de bunkers, trincheras y cualquier vestigio que pueda quedar.

Château Noisy

Este impresionante palacio construido por una familia noble francesa, yace hoy totalmente olvidado. Nadie recorre sus innumerables estancias ni sube por su impresionante escalinata.

Preventorio abandonado

Interminables pasillos y terrazas recorren este inmenso edificio donde antiguamente se suministraban tratamientos contra la tuberculosis a niños y adultos.

Valdegrulla

Valdegrulla es uno de los innumerables ejemplos de despoblación de nuestra península. Abandonado en 1997 dejá atras una interesante historia y un gran ejemplo de arquitectura popular.

23 de noviembre de 2016

Psiquiátrico abandonado en el monte

En esta exploración nos encontramos un sitio muy especial. El propio lugar es impresionante de por sí aunque no ha aguantado bien el paso del tiempo, y además su historia lo hace más llamativo.

Este hospital psiquiátrico no comienza su historia como tal. En principio fue fundado como sanatorio antituberculoso hace cerca de un siglo. En aquel momento daba cabida a 40 pacientes, y se cuidó hasta el último detalle para garantizar el bienestar de los enfermos de tuberculosis, y se utilizaron maderas exóticas para decorar las zonas comunes.

Con el tiempo se fue ampliando el hospital hasta llegar a una capacidad total de 200 pacientes, pero el momento de mayor crecimiento coincidió con la llegada de nuevos tratamientos para la tuberculosis. Eso hizo que el sanatorio dejase de ser necesario, así que se le buscó una nueva utilidad y fue 
reconvertido en psiquiátrico. Por desgracia casi no hay información sobre esta etapa del lugar.

Finalmente se decretó su cierre en 2002, quedando abandonado. En un tiempo relativamente corto ha sido víctima de los robos y el vandalismo.

Como es habitual en estos casos, también salió algún proyecto para rehabilitarlo, pero no llegaron a buen puerto. Incluso el terreno de 140 hectáreas fue cedido a una persona que lo utilizó para guardar animales, y se lo retiraron después de encontrar animales muertos en repetidas ocasiones.




Nosotros lo visitamos en un día lluvioso que producía una atmósfera especial. El lugar estaba vacío pero se oía el constante caer de la lluvia y del el agua que escurría por numerosas goteras. Algunas de las salas estaban inundadas y parte de los suelos de madera estaban reblandecidos por la humedad.
 No era la situación mas segura, pero sin duda dotaba al lugar de un ambiente aún más decadente.




El psiquiátrico se encuentra situado en un privilegiado entorno natural, rodeado de arboles en lo alto de un monte.
 Para acceder al sanatorio hay que cruzar una verja y avanzar por un bucólico paseo hasta llegar al edificio principal. En el camino nos encontramos mesas de picnic, zonas de recreo y una piscina.






Tras recorrer este camino llegamos al edificio principal y accedemos a el a través de la puerta giratoria, uno de los elementos mas característicos del lugar.






 
Por ella accedemos al gran hall, en el cual aún podemos ver alguno de los restos de las maderas exóticas que lo decoraban.






En el mismo hall también se situaba la recepción.




Continuamos la visita recorriendo la zona antigua del sanatorio, donde nos encontramos las habitación, largas galerías y zonas comunes.








Un resto de los archivos médicos, concretamente para afecciones pulmonares. Esto revela su pasado como sanatorio antituberculoso.



En una de las habitación pudimos ver lo en su día fue una maqueta del centro.



Y nos sobrecogimos al encontrar una habitación en la que aun se estaban las vestimentas de los antiguos pacientes.




Justo antes de pasar a la zona nueva del edificio hicimos una parada en una pequeña despensa.



De ahí nos fuimos a la parte nueva donde se encontraba el gimnasio, dormitorios comunes, el comedor y la cocina.














En la cocina aun se podían ver algunos de los utensilios usados para preparar los numerosos menús de los pacientes.








Un comedor o zona común.



Por ultimo bajamos al sótano donde encontramos un altar.


Y así terminamos la exploración de este lugar, que era bastante grande. Nosotros lo recordamos como una de las mejores localizaciones, tanto por lo que vimos como por la atmósfera.

8 de noviembre de 2016

Polvorín de Hontoria de la Cantera

Para este reportaje rescatamos un lugar que visitamos hace mucho tiempo. En realidad se trata de una de las primeras localizaciones que visitamos, y desde entonces espera en nuestra "despensa". Se trata del polvorín de Hontoria de la Cantera.


El lugar ya era aprovechado hace ni más ni menos que mil años, aunque su uso no era militar. De las canteras de Hontoria salió la piedra utilizada para la construcción de la catedral de Burgos y otros monumentos de la ciudad.

Se siguió extrayendo piedra durante siglos, y su uso cambió durante la Guerra Civil, cuando el bando nacional decidió aprovechar las galerías excavadas como almacenes de munición y explosivos. Con el fin de la contienda se amplió el complejo militar alrededor de las galerías, al parecer usando presos represaliados como mano de obra. En los momentos de mayor ocupación albergaba unos 50 militares de forma estable.

En 1994 se cerró la base, después de haber almacenado material que fue utilizado en la I Guerra del Golfo en 1991. Finalmente en 2004 se eliminó la zona de seguridad, pero en ese momento las instalaciones ya estaban muy deterioradas, y de hecho en la actualidad están en ruinas.

Nuestra exploración comenzó en la entrada a las instalaciones, donde encontramos los símbolos del cuerpo de artillería.




Después entramos en la zona de las dependencias. Había viviendas, cantina, barracones... Pero poco podíamos distinguir dado el mal estado de lo que quedaba.





Después de explorar esa zona nos dirigimos a la parte más importante: las galerías.

La cantera original se amplió y se añadieron los talleres, y en total hay unos 500 metros de galerías. Desde la misma entrada impresiona el tamaño del polvorín.





 En el interior las zonas de los talleres todavía se pueden apreciar con claridad, e incluso encontramos restos de las cajas en las que se guardaban los obuses.





Con eso finalizamos nuestro recorrido por el polvorín. Fue una de nuestras primeras exploraciones, y aunque muchas cosas han cambiado, seguimos sintiendo la misma emoción cada vez que entramos en un lugar con historia.