Este hospital psiquiátrico no comienza su historia como tal. En principio fue fundado como sanatorio antituberculoso hace cerca de un siglo. En aquel momento daba cabida a 40 pacientes, y se cuidó hasta el último detalle para garantizar el bienestar de los enfermos de tuberculosis, y se utilizaron maderas exóticas para decorar las zonas comunes.
Con el tiempo se fue ampliando el hospital hasta llegar a una capacidad total de 200 pacientes, pero el momento de mayor crecimiento coincidió con la llegada de nuevos tratamientos para la tuberculosis. Eso hizo que el sanatorio dejase de ser necesario, así que se le buscó una nueva utilidad y fue
reconvertido en psiquiátrico. Por desgracia casi no hay información sobre esta etapa del lugar.
Finalmente se decretó su cierre en 2002, quedando abandonado. En un tiempo relativamente corto ha sido víctima de los robos y el vandalismo.
Como es habitual en estos casos, también salió algún proyecto para rehabilitarlo, pero no llegaron a buen puerto. Incluso el terreno de 140 hectáreas fue cedido a una persona que lo utilizó para guardar animales, y se lo retiraron después de encontrar animales muertos en repetidas ocasiones.
Para acceder al sanatorio hay que cruzar una verja y avanzar por un bucólico paseo hasta llegar al edificio principal. En el camino nos encontramos mesas de picnic, zonas de recreo y una piscina.
Tras recorrer este camino llegamos al edificio principal y accedemos a el a través de la puerta giratoria, uno de los elementos mas característicos del lugar.
En el mismo hall también se situaba la recepción.
Continuamos la visita recorriendo la zona antigua del sanatorio, donde nos encontramos las habitación, largas galerías y zonas comunes.
Un resto de los archivos médicos, concretamente para afecciones pulmonares. Esto revela su pasado como sanatorio antituberculoso.
En una de las habitación pudimos ver lo en su día fue una maqueta del centro.
Y nos sobrecogimos al encontrar una habitación en la que aun se estaban las vestimentas de los antiguos pacientes.
Justo antes de pasar a la zona nueva del edificio hicimos una parada en una pequeña despensa.
De ahí nos fuimos a la parte nueva donde se encontraba el gimnasio, dormitorios comunes, el comedor y la cocina.
En la cocina aun se podían ver algunos de los utensilios usados para preparar los numerosos menús de los pacientes.
Un comedor o zona común.
Por ultimo bajamos al sótano donde encontramos un altar.
Y así terminamos la exploración de este lugar, que era bastante grande. Nosotros lo recordamos como una de las mejores localizaciones, tanto por lo que vimos como por la atmósfera.