Se trata de un hotel de carretera bastante grande y moderno, pero que quedó en desuso cuando la mayor parte del tráfico que circulaba por la carretera en la que se encuentra se desvió hacia la nueva autovía. De hecho en el hotel encontramos habitaciones que jamás se llegaron a terminar de construir, lo que da una idea de la poca gente que pasó por el lugar antes de que se cerrase. De hecho aún es posible encontrar sus datos en internet, pero ya nadie contestará al teléfono para hacer una reserva.
Lo primero que encontramos no fueron las habitaciones. El hotel parecía estar más centrado en la celebración de eventos ya que tiene un gran salón de actos con un pequeño escenario para una banda de música.
Cerca se encontraban las cocinas, de las que no queda nada. En las despensas todavía están las cámaras frigoríficas, con suelo de madera. También encontramos varios cadáveres de lechuzas.
Junto al salón había una gran barra de bar.
Junto a la recepción también encontramos una pequeña oficina desde la que se administraba el hotel.
Una de las partes mejor conservadas del piso de arriba eran los servicios, ya que no fueron desmantelados con el cierre del hotel.
Nos acercamos al final del post, y aún no hemos visto lo más imporetante de todo hotel: las habitaciones. Cuál fue nuestra sorpresa cuando descubrimos que se encuentran en un sótano totalmente oscuro, además de otra sala grande y otro elemento inesperado.
Y aquí está el invitado inesperado: un Renault R12. Siempre es agradable encontrar coches en los abandonos, pero esta vez además fue bastante inesperado. Además todo el piso inferior fue tapiado.
Y así terminamos nuestra visita a este lugar. Aquel día pudimos ver muchas más cosas que iremos compartiendo. También queremos dar las gracias a todos los que nos acompañaron y a Txutxi por organizar el viaje.