La despoblación siempre amenaza a los pueblos más pequeños. Unas veces es la pobreza, otras las expropiaciones, otras incluso hay leyendas sobrenaturales que explican cómo se marchó la gente de sus casas...Este artículo está dedicado a dos pueblos abandonados segovianos: San Miguel de Neguera y La Alameda.
San Miguel de Neguera
El pueblo se encuentra cerca de Sebúlcor, en el límite de las Hoces del Duratón. Su historia se remonta muy atrás, de hecho se tienen noticias indirectas de que se encontró una necrópolis visigoda con numerosos objetos a mediados del S. XX, pero tristemente nada se hizo por estudiarla o conservarla, y fue expoliada. Actualmente no queda nada de aquel yacimiento.
El primer testimonio documentado de la existencia de San Miguel de Neguera data de 1076, y es a finales del S. XVI cuando el pueblo alcanza su mayor desarrollo cuando la familia de los González Sepúlveda construye allí una gran casa solariega que es el edificio más notable del pueblo. En el S. XVIII la aldea tenía entre 20 y 25 habitantes, y para entonces ya se habían despoblado otros tres pequeños pueblos dependientes. Los habitantes del lugar eran jornaleros, y no tenían la propiedad de las casas en las que vivían ni del terreno que trabajaban. No hay datos sobre la historia más reciente del pueblo, así como del momento de su despobación definitiva.
En el pueblo éste es el único edificio con techo que queda, y se utiliza como establo para el ganado.
El resto de los edificios se encuentran más o menos en este estado: totalmente irreconocibles.
También llama la atención un molino harinero. Es un edificio bastante grande, pero es imposible saber algo más de su historia o acceder a él porque se encuentra en muy mal estado.
Y el edificio más notable. La casa solariega de los González de Sepúlveda. Actualmente se encuentra en muy mal estado, aunque se ha intentado consolidar la fachada con un armazón. Al menos se hizo un intento por conservar lo poco que queda de San Miguel de Neguera.
La Alameda
La Alameda es una pequeña aldea cercana a Pedraza. Se tienen noticias de su existencia desde finales del S. XVI, y a mediados del S. XX contaba con medio centenar de habitantes. Eso no evitó que finalmente se despoblase debido a que no disponían de electricidad ni de agua corriente.
El pueblo es bastante pequeño, ya que se compone de cinco edificios, de los que sólo dos se conservan en buen estado. Una de las cosas que más llama la atención del lugar es lo escondido que está, ya que aunque no se encuentra demasiado lejos de otros pueblos el acceso es complicado. Esto ha hecho que sea un pequeño rincón alejado de nuestro tiempo.
Junto a este pilón se encuentran la casa mejor conservada del lugar. Sus propietarios aún la visitan y la mantienen en buen estado.
Los demás edificios han quedado abandonados por completo, y el tiempo no los ha perdonado.
La situación actual de La Alameda es un tanto extraña. Hace algo más de 10 años una constructora compró las casas derrumbadas de La Alameda y puso alcantarillado. De hecho el acceso al pueblo se ha convertido en una pesadilla porque con esas obras destrozaron parte del camino... La intención es construir una urbanización en un lugar privilegiado, pero hay un obstáculo: los propietarios de las dos casas bien conservadas se niegan a cederlas pidiendo precios desorbitados por ellas. Si bien esto ha mantenido a raya la alteración total del lugar con la construcción de chalets, también ha tenido un efecto menos deseado: ha evitado la recuperación de la aldea por medio de personas dispuestas a volver a habitar el lugar sin alterarlo y desde el ecologismo. Iniciativas de este tipo han salvado muchos otros pueblos, y tal vez habría que tenerlas en cuenta pensando en el futuro del lugar y la posibilidad de que alguna vez vuelva a tener vida.
Una opcion muy valida sería como la que se tomo el "la vereda" Guadalajara
ResponderEliminarY estos pueblos no se pueden poner en venta como otros muchos y que alguien con dinero los reflote??
ResponderEliminarComprar un pueblo abandonado o comprar una casa en un pueblo abandonado es tirar el dinero, mucha gente se siente atraída por la idea del modo de vida tranquila y ecologista,vivir en plena naturaleza en sitios reconditos, rodeados de animales a los que cuidar. En fin una vida perfecta! Pero nada más lejos de la realidad en poco tiempo se cansan de esa vida que no ofrece las alternativas de una vida cómoda en la ciudad con todos los servicios a mano, supermercados, estaciones de servicio, farmacias, y centros de ocio. Al vivir en un entorno rural alejado como ofrecen la mayoría de los pueblos abandonados y deshabitados hay que tener en cuenta que todos estos servicios están a no menos de 60 u 80km en muchos casos, carreteras de ripio de difícil acceso o carreteras pequeñas de tercer orden en invierno casi intransitables por la nieve y sin mantenimiento invernal. Muchas parejas se gastan sus ahorros en reconstruir una casa en un pueblo así para en cuestión de meses darse cuenta que la vida es dura y que no es una maravilla vivir en un lugar así. Se me olvidaba que hay que sumar a la lista negra de contras la falta de red de agua potable, así como desagues, electricidad, etc... Puedes gastar una cantidad de dinero considerable para después de meses darte cuenta que no es la vida que imaginabas, por consiguiente poner la casa en venta y teniendo en cuenta que probablemente pierdas el dinero por que una casa en un sitio así no tiene venta por que no hay demanda. Cuando los nativos del pueblo se marcharon hace mucho tiempo por algo fue. Antes de tomar una aventura así hay que probar a vivir en un pueblo de las mismas características que aún no están deshabitados y cuéntale con algunos servicios a la semana de venta ambulante de comida, pan, pescado y carne, además de contar con electricidad y todas las comodidades básicas para vivir. Hay que pensarlo dos veces antes de vivir en un sitio asi, o hay que tener mucho mucho dinero.
ResponderEliminarLlevas razón Frank
ResponderEliminarHoy he estado en La Alameda,la nostalgia se apodera de mí nada más dar el primer paso hasta la fuente,algo mágico todavía perdura en el ambiente,un pena se adentra en mis recuerdos,medito mientras ando por la zona y marchó por donde volví.
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