En este post traemos un par de casas que representan la arquitectura del Alentejo portugués.
Durante nuestro último viaje al país vecino encontramos estos dos lugares inesperadamente. El primero de ellos es una casa cerca de un parque natural. En el exterior había unos naranjos y una parra que, pese a estar desatendidos, seguían dando frutos de gran calidad. Aparentemente se trata de un caserío.
Una de las zonas estaba más deteriorada y era peligrosa, pero todavía conservaba detalles. Incluso pudimos ver que debajo había una bodega, pero parte de la planta superior se había derrumbado sobre ella.
Al otro lado de la casa había una sala de estar, y al fondo una alcoba con unas escaleras que conducían al piso superior. En esta sala es donde encontramos más objetos que pertenecieron a sus antiguos habitantes. Incluso había correspondencia sin abrir.
Después de haber explorado esta casa seguimos nuestro viaje bajo un sol abrasador, donde de nuevo encontramos otra vivienda. Esta vez con un estilo diferente.
Antes de entrar a la casa exploramos el patio, una zona bastante resguardada.
Desde allí se podía acceder a una pequeña cocina, que también se comunicaba con la despensa.
Por otra puerta se entraba a la casa. Allí íbamos a encontrar los detalles más llamativos.
La casa se repartía en tres alturas desde una escalera en el centro. Todo el edificio se adapta a la pendiente sobre la que está construido.
Y así terminamos nuestra visita a estas casas. En ellas pudimos ver otra forma de construir, y sobre todo los vivos colores típicos de Portugal.
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